monda lingvo

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sábado, 8 de abril de 2023

 El "no éxito" del esperanto y los iglús en el desierto

(¿De verdad queremos un mundo mejor?)



Después de mucho tiempo, vuelvo a utilizar mi idioma materno -el español o castellano- para escribir en este blog. Como ya sabréis, lo que pretendo con estos escritos es apoyar la causa de la enseñanza del esperanto en los colegios, como instrumento imprescindible para avanzar hacia un mundo mejor. Aclaro un poco más esto. Defiendo que se enseñe como idioma auxiliar, desde los primeros años de edad. El grueso de la educación se haría en la lengua propia de cada lugar (y ya sé que con frecuencia determinar cuál es la lengua propia del lugar generará discusiones, pero ese es otro tema). Y se dedicarían apenas unas horas a la semana a enseñar esperanto. Y no se enseñaría ninguna otra lengua. Sí, sí, que nadie se extrañe. No se enseñaría ninguna otra lengua; y por varias razones: porque no haría falta, porque sería antieconómico, porque sería contraproducente y porque, de perseverar en el absurdo de enseñar más idiomas, se volvería muy pronto a  generar la tendencia a imponer lenguas "grandes", perpetuando la esclavitud cultural y la consiguiente injusticia de base. Después, en su casa, cada uno puede aprender lo que quiera. Pero en la educación obligatoria el esperanto bastaría. En este punto, me permito extrapolar y traer aquí a Guillermo de Ockham y a su lex parsimoniae: "No se ha de utilizar la pluralidad si no es necesaria" (pluralitas non est ponenda sine necessitate). 

Si en mitad del desierto del Sáhara alguien intentara construir un iglú con bloques de hielo, pensaríamos que está intentado algo imposible. Y por más que este alguien lo intentara durante años -o siglos- nunca lo conseguiría. Esto es lo que le pasa a la humanidad en su intento por aparentar que estamos avanzando juntos hacia un mundo mejor, con esas fiestas de Navidad y esos festivales internacionales de canciones populares, donde todo es apariencia de fraternidad. Porque basta con ver un telediario -o noticiero- para constatar el auge del nacionalismo excluyente y la falta de un elemento que guíe a la humanidad por el sendero de un dialogo equilibrado y justo.  

El doctor Zamenhof no intentaba crear una lengua "perfecta". (Incluso llegó a afirmar que una lengua perfecta desde el punto de vista lógico -suponiendo que nos pusiéramos de acuerdo en definir en qué consiste eso exactamente- sería una lengua sin vida). Tampoco aspiraba a crear una lengua perfectamente neutral, equidistante por igual de todas las culturas del mundo. Eso sería -por muchas razones- una tarea imposible. Ni tampoco aspiraba a crear una lengua que gustara por completo a todo el mundo. De hecho, seguramente algunos detalles de los que introdujo ni siquiera le gustaban demasiado a él mismo. 

Lo que el doctor Zamenhof intentó -y consiguió- crear, fue una instrumento de comunicación lo suficientemente sencillo, lógico, expresivo y neutral como para que un mundo regido por una clase dirigente sensata lo aceptara sin demasiadas dificultades para cumplir una serie de objetivos que nunca se podrían conseguir mediante la enseñanza y el aprendizaje de una, de varias o de muchas lenguas extranjeras. En particular, el objetivo principal del esperanto es conseguir que todas las personas del mundo (con independencia de su origen, raza, cultura, clase social, etc) tengan algo que compartir, algo que les una. Es decir, que todos podamos sentir que, con independencia de todas las diferencias que pueda haber entre nosotros, tenemos un punto de encuentro. Y hemos de comprender que ese punto de encuentro tiene que tener, necesariamente, forma de lengua. Porque la lengua es una cuestión previa; es esa piedra base sobre la que se edifica todo lo demás. Sin ella, lo demás casi no existe. 

Por más que su proyecto tuviera por base la idea de la "esperanza", el doctor Zamenhof sabía que era muy, muy difícil que lo que él proponía pudiera tener éxito. Pero consideraba que era su obligación intentarlo. E insisto, que tanto en 1887 como en la actualidad, no se trata solo de que nos entendamos cuando hablamos. Porque para eso ciertamente también podía y puede servir cualquier otra lengua, un traductor o incluso nos podríamos entender mediante signos. De lo que se trata es de sentir -y hacer sentir- que pertenecemos a la misma familia. Y hemos de conseguirlo de manera sencilla, económica, justa y con un trasfondo pacifista. ¿A que no es difícil de comprender? Pues, desgraciadamente, poca gente lo entiende.

Y así, el lema del esperantismo -en cualquiera de las decenas de diferentes familias que lo componen- es muy sencillo: Cada persona, cada pueblo, con su lengua. Para todos, el esperanto

Es evidente que la lengua de Zamenhof no ha conseguido el objetivo principal para el que se creó. En ese sentido, hay que admitir que ha sido un fracaso. O mejor dicho, digamos que ha sido un "no éxito"  -al menos, en base al objetivo inicial buscado por su creador. Porque, de hecho, en diversos campos, en diferentes ámbitos, y a niveles modestos, el esperanto ha conseguido éxitos que sorprenderían a mucha gente. Incluso a veces sorprenden dentro del propio movimiento esperantista. Por ejemplo, hoy mismo, antes de empezar a escribir este artículo, he introducido la palabra "esperanto" en el buscador de Google. Y me ha dado la cifra siguiente de resultados: 1.970.000.000. Para poder comprender, comparar y sopesar esa cifra, he introducido después estas otras dos palabras que mencionan cosas muy conocidas por todos y que no necesitan desambiguación si se usa el alfabeto latino: Brexit y Steven Spielberg. Pues bien, Brexit me ha dado 347.000.000 y Spielberg 49.500.000. 

(Después he hecho la búsqueda mediante sus equivalentes en japonés. Y aquí también los resultados -mucho más modestos para todas las búsquedas- dan la victoria al esperanto, aunque con menos distancia proporcional que en la búsqueda hecha con caracteres latinos).


Es decir, incluso siguiendo la vara de medir de que "solo aquello que tiene éxito merece mencionarse", la pregunta sería: ¿por qué en los centros educativos de todo el mundo se enseña a todos los estudiantes lo que es el Brexit, pero nunca -con muy pocas excepciones- se menciona siquiera al esperanto?

En un intento por comprender este absurdo desajuste, me gustaría decir que, en mi opinión, el "no éxito" del esperanto no se debe a que a lo largo de la historia haya sido prohibido en  medio mundo, ni a las múltiples diferencias que han ido surgiendo dentro del propio movimiento esperantista, ni siquiera a que el inglés haya finalmente conseguido ese papel de "lengua del mundo" con la bendición de casi todos. Bajo mi punto de vista,  la razón hay que buscarla en el desprecio con el que la mayoría de los "intelectuales" (¿se les debe llamar así?) han ignorado y ninguneado a la lengua y al proyecto humanistas del doctor Zamenhof. (Sobre todo a partir de 1.920, porque con anterioridad a ese momento, la tendencia era seguramente favorable). Pues bien, a estos intelectuales me gustaría hacerles las siguientes preguntas:

- ¿Acaso tienen algo mejor que ofrecer? 

- ¿Saben hasta qué punto es costosa y deficiente la traducción simultánea en los grandes eventos internacionales?

- ¿Creen que alguna lengua étnica -en alguno de sus dialectos- puede conseguir un punto de encuentro para todas las culturas del mundo?

- ¿Conocen alguna lengua étnica que -gramaticalmente- tenga una lógica interna comparable a la del esperanto? 

- ¿Saben que el valor didáctico del esperanto -por ejemplo, en cuanto al desarrollo de la inteligencia o en la búsqueda del bienestar interior-- va mucho más allá de lo que una lengua natural pueda aportar? 

- ¿Es inteligente seguir ignorando una realidad que ha aguantado el paso del tiempo con mucha más solidez que muchas otras que sí son estudiadas en los colegios?

- Y a los "intelectuales" que viven en España -país desde el que escribo este artículo- les añado esta última pregunta: ¿Tienen ustedes idea del fiasco y el ridículo que representa la moda de los "colegios bilingües" en España?

Kompatinda mondo... (Es decir: "pobre mundo...")

Esta imagen habla por sí sola



2 comentarios:

  1. muy buen articulo, muy bien escrito!!

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  2. según la biblia el ser humano no pudo llegar al cielo porque durante la construcción de la torre de babel nos separamos por las diferencias lingüísticas. Este mito que le da la razon al esperantismo nos acompaña desde tiempos inmemoriales

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